Gracias y un saludo.
CARTA ABIERTA A LOS ORGANIZADORES DE LA MARATON DE MUS DE SAN CLEMENTE, CUENCA.
Todas las personas que decidimos inscribirnos en un campeonato o torneo de mus tenemos que ser conscientes de que una vez inscritos debemos acatar las reglas y la normativa de dicho reglamento, esto debe ser sagrado.
Los problemas surgen cuando en una organización hay varias personas y ni entre ellas se ponen de acuerdo, y más grave todavía es, cuando tampoco son capaces de aplicar el reg

Esto viene al caso porque casi sin quererlo el que suscribe se halló en medio de un enfrentamiento o pelea de los organizadores de la maratón de mus de San Clemente.
Un buen amigo me comentó que en San Clemente una persona se estaba esforzando en fomentar el mus en la zona organizando una maratón. El precio son 125 Euros por pareja que es un dineral. Trato de informarme del sistema de juego, horario, premios, etc. Al final me logro hacer con un cartel donde se ofrece una información bastante pobre, sin ninguna indicación sobre todo del sistema de juego. Hago alguna indagación y me comentan que el año anterior se hizo a cuatro juegos ganados de 40 tantos. (a mi personalmente no me gusta jugar a juegos de 30 tantos).
Una vez allí sigo intentando informarme sobre el sistema de juego. Nadie sabe nada y lo primero que hay que hacer es pagar, cuando ya la organización tenía AGARRADO el dinero informa que el sistema de juego es al mejor de 4 juegos ganados de 30 tantos.
Qué hacemos ¿reclamamos nuestro dinero? ¿nos volvemos a casa sin jugar después de haber hecho 300 kilómetros? Se realiza el sorteo. Mala información a los jugadores, todo a base de gritos con lo sencillo que es colgar un papel con las parejas y poner un numerito en las mesas. ¡Por favor por 125 Euros por pareja, que los amarracos no sean garbanzos para el cocido! (unas simples arandelas cuestan 50 céntimos y son para toda la vida).
Los que me conocen saben que soy una persona a la que no le gusta llamar mucho la atención, y por error mío y de mi compañero, nos hallamos sin quererlo en un lío de muy señor mío, es que los contrarios (una pareja local) y nosotros decidimos por nuestra cuenta jugar a 40 tantos. ¡¡MEA CULPA!!
ENTIENDO: Cualquier sanción que hubiera decidido la organización contra nosotros sería aplaudida por mi parte e incluso la expulsión del torneo.
ENTIENDO: Que hemos infringido el reglamento del torneo y es una falta de respeto a la organización y al resto de parejas participantes.
NO ENTIENDO: Que una persona de la organización se dirija a nosotros dando voces como un poseso, delante del resto de las parejas, tachándonos de mentirosos y luego, como me enteré después, decir cosas como “los forasteros que se vayan a tomar por c...”. Las personas también se miden por su educación, y a este hombre el día que en la escuela enseñaban esa asignatura parece ser que no pudo ir a clase.
NO ENTIENDO: Por qué solamente se penalizó a una de las parejas (la forastera claro) con un cero a pesar de haber ganado la partida en la mesa. Y la otra pareja ¿por qué no recibió ningún tipo de sanción?
NO ENTIENDO: Que un señor de la organización diga una cosa y otro “señor” diga otra y además “por cojo…”, cuando las cosas normalmente se deben hacer con cabeza y no con lo otro.
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El pasado sábado 21 de octubre, tuvo lugar en la localidad conquense de San Clemente, el II Maratón Nacional de Mus por Parejas en cuestión.
Pocas luces y muchas sombras nos pueden dar idea de lo que allí aconteció.
El torneo sufrió las consecuencias de una bicefália organizativa que no contribuyó en modo alguno a mantener un criterio unánime y ni mucho menos razonable de cómo deben ser las cosas en el mundo de los campeonatos musísticos.
Mientras unos intentaban conciliar, mostrando la cara amable del anfitrión competente, algún que otro mostrenco de la organización, del que ni merece la pena dar el nombre, mostraba sin reservas su disgusto por la presencia de foráneos, intentando cargarse el buen rollo que debe presidir estos encuentros, máxime cuando el torneo se autodefine “nacional”. Nacional de San Clemente, claro, mira que somos ignorantes. Increíblemente allí había gente no solo de la zona sino de Tarragona, Huesca, Guadalajara, Madrid, Segovia, Toledo, Ciudad Real, etc.
En la primera ronda llegó la polémica: una pareja local y otra de más allá de las fronteras del término municipal acordaron jugar a 40 tantos en vez de a los 30 estipulados por la organización. En algún momento el energúmeno de marras se percató de la transgresión y cual rayo justiciero se dispuso a fulminar a los infractores. Pero ete aquí que tuvo que aplicar sobre la marcha el servo freno y el ABS, pues uno de los locales infractores era su propio hijo.
En vez de detener la partida para advertir de las posibles consecuencias de esta actuación negligente o sancionar directamente la infracción cometida, se esperó a su finalización, y una vez conocida la victoria de los foráneos, se acordó penalizar con un cero a las dos parejas (evidentemente, sólo una de las dos parejas resultó sancionada con esta sentencia). Ni Salomón lo hubiera hecho mejor.
Los foráneos sancionados se enteraron del asunto por las voces que el preboste mayor se encargaba de dar a cualquiera que quisiera escucharle, pero estos no hicieron el más mínino ademán de protesta. Encajaron el golpe, según algunos, con estoicismo, según otros, acojonados no fuera que el golpe se lo dieran de verdad. Tras perder en la siguiente ronda, el avieso alopécico de marras se retorcía de gusto por los pasillos cual enano saltarín comentando “¡Ya les hemos clavado el segundo cero!”, sin cuidarse siquiera de saber con quién hablaba. La catadura moral del individuo es de muy difícil calificación.
Tras la cena, de nuevo surgieron las diferencias entre miembros de la organización. Mientras que unos habían invitado a cenar a esposas o amigos de participantes, otros se encargaban de cobrarles, dejando al compañero directivo con el culo al aire y a los afectados con sensación de chorizos. La diferencia de criterios de gestión del evento era patente. La conclusión también es obvia: una parte de la organización no quiere recibir jugadores de fuera y otra aspira a hacer un gran torneo.
Pues no lo tienen fácil. Aparte de que organizativamente tienen mucho que mejorar, hay que buscar acomodo al enanito asilvestrado, o despojarle de chovinismos caciquiles más propios del siglo XIX.
En cuanto al torneo, el resumen es inmediato: Torneo a 3 ceros y 35 parejas inscritas. 11 rondas y buen clima de partidas a pesar del descontento general por jugar a 30 tantos. A la final llegaron dos parejas foráneas. Charo y Luis contra Víctor y Alberto.
Acuerdo entre las partes. Segovia y Teruel se repartían los premios y Charo y Luis conquistaban el trofeo. Los Vitrinas colocados.