jueves, enero 19, 2006

EL TORNEO DE HORCHE II

Jugar un torneo es distinto de jugar unas partidas el sábado con los amigos. Según los entendidos los torneos empiezan los jueves. Se refieren a los que duran una semana, aunque eso precisa la matización de si se juega a 3 o 4 ceros. La otra cara de la moneda, es que los torneos empiezan con el primer juego de la primera partida, pero también es cierto que hay algo de diferencia entre como se juega el lunes o el viernes.
En Horche, a 4 ceros salpicados de jamón, bombones y bizcochos borrachos, el jueves se inicia la recta final con la 8ª partida. De las 95 parejas inscritas no queda ninguna invicta, lo cual es un excelente síntoma de salud.
Con una partida perdida quedan 8, con dos perdidas 16, y con tres perdidas 22. Ya han sido eliminadas 49 parejas a las que dedicamos nuestro más alegre pesar.
Hay una sola pareja femenina inscrita y solo lleva un cero. Antes de empezar cada partida ellas unen sus manos sobre el tapete, se miran fijamente y de forma casi imperceptible se escucha un susurro estremecedor que los contrarios no acaban de entender. Al finalizar la partida lo comprenden. Son Thelma y Louise que han regresado.
Para entretenimiento de los estudiosos, probabilísticos o no, tres jugadas sobre las que no nos pronunciamos por ser tan reales como la vida misma.

JUGADA 1 – Corta la mano y pasan A, B y C. Entonces B ordena a su compañero que meta órdago. Este remolonea un poco pero B sigue insistiendo en que debe meterlo. La vigilancia es estricta. D lanza una mirada asesina a su compa y termina lanzando el órdago que es querido por sus contrarios. Típico caso de falta de carácter.

JUGADA 2 – La mano corta y envida. Es aceptado el envite.
Chica en paso. A pares la mano vuelve a envidar y no es querido.
A juego A y C e pasan y D pone órdago, que tras consulta, es aceptado y obviamente perdido. Aquí si que es verdad eso de “si al mus quieres ganar…..”

JUGADA 3 – A y C, que son Tehlma y Louise, dan mus. El postre pone dos. La mano vuelve de otras dos. El postre insiste con otras dos. La mano le mira fijamente y le pone otras dos. El postre lanza un aullido que es interpretado como órdago que es aceptado y conduce directamente a las damas a los altares. Marili cabalga de nuevo.

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