lunes, enero 23, 2006

EL TORNEO DE HORCHE III


Un año mas la entrega de premios se convirtió en una fiesta. Parecía empeño imposible acomodar a las cerca de 370 personas que abarrotaban el irregular salón del restaurante La Fuensanta, donde jugadores, acompañante e invitados iban dispuestos a aplaudir a los nuevos campeones.
Estos eran del pueblo, Ramón Ruiz y Luis de la Fuente, y tras 17 partidas, devolvían el titulo que el año anterior viajo al vecino pueblo de Anchuelo, en Madrid. Que ninguna pareja haya repetido primero o segundo puesto en los 3 años que lleva celebrándose, es un buen síntoma. Que haya 4 o 5 parejas que siempre están entre los diez primeros, es otro buen síntoma. Esto afortunadamente no es jauja, ni hay magos.
Allí estaban algunos que frecuentan Las Fuentes (Melgar cerró), pero no tuvieron su semana. Telma y Louise no pudieron pasar del jueves. Los más o menos reconocidos fueron cayendo. Y una nueva pareja, tentada por la barita de la fortuna se hizo con el torneo. Porque no nos engañemos. Para ganar un torneo tienen que darse tres circunstancias inexorables. 1- Saber jugar 2 –Coger cartas 3 – Coger cartas todos los días del torneo.
La música de Mozart volvió a estar presente en la entrega de premios. En la pantalla iban apareciendo los afortunados vencedores y el momento mágico de la noche fue el homenaje floral a todas las mujeres que habían participado en el torneo. En Horche son así. Sensibles y cuidadosos.
Para acabar, sinopsis de la partida final. Los campeones se plantan con 3-0. Pero por fin ceden un juego, 3-1. El 3-2 se produce en una jugada sin excesiva necesidad y pensando en rematar más que en otra cosa. Se enzarzan en doble revoque a chica que conduce a un órdago que pierden. Tres ases 5 contra tres ases 7.
En el nuevo juego se van de nuevo arriba. Los contrarios a echar obligados. Con 34-26 quieren un órdago con 29, y la mano saca 30. Es el 3-3
En el juego definitivo y con juego desenfadado en ambas parejas, se llega a la última mano con 35-32 para los campeones.
Corta la mano y envida a grande. Quiere el postre.
Chica en paso.
A pares órdago de la mano que no se quiere.
Y a juego, nuevo órdago de la mano que sin titubear es aceptado.
De no haber órdago a juego, ambas parejas se hubieran quedado a falta de una.

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